Prostitución Emocional: Cuando te traicionas para que te quieran
Vivimos la prostitución emocional cada vez que renunciamos a nuestra autenticidad para obtener amor, reconocimiento, pertenencia o seguridad.
Es ese momento en el que decimos “sí” queriendo decir “no”.
Cuando callamos lo que sentimos para no incomodar.
Cuando sostenemos relaciones o vínculos en los que nos traicionamos a nosotros mismos con tal de no perder al otro.
El precio de venderte emocionalmente
Lo que no solemos ver es que el precio de esta dinámica es muy alto:
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resentimiento acumulado,
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sensación de vacío,
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frustración constante,
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incluso síntomas físicos o enfermedades que expresan lo que nuestra alma se niega a poner en palabras.
El cuerpo y la mente siempre buscan coherencia, y cuando vivimos desde la incongruencia, inevitablemente aparecerán consecuencias.
¿Cómo identificar la prostitución emocional?
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Cuando entregas tu tiempo, tu energía o tu amor sin realmente querer hacerlo.
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Cuando actúas desde la necesidad de agradar, no desde la libertad.
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Cuando tu miedo a estar solo pesa más que tu deseo de ser auténtico.
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Cuando tu valor personal depende de lo que otros opinen de ti.
Vivir desde la coherencia
Salir de esta dinámica implica aprender a reconocerte, ponerte límites y dar desde un lugar distinto: el amor, no la necesidad.
Dar desde el miedo es hipotecar tu libertad.
Dar desde el amor es expandir tu ser sin esperar nada a cambio.
La verdadera libertad emocional surge cuando dejamos de vendernos por migajas de afecto y empezamos a elegir relaciones donde podemos ser nosotros mismos.
En conclusión
Dejar de prostituirse emocionalmente no significa dejar de amar o de entregarnos. Significa dejar de traicionarnos.
Amar de verdad no es venderse:
es ser libre en la entrega, íntegro en lo que das y coherente con lo que eres.









